Ser escuchado es ser sanado

Apoyar escuchando

La Biodinámica Craneosacral Integrativa y el desarrollo de la Conciencia. Mike Boxhal

La TBCSI es una forma de terapia manual que se centra en la plena atención al movimiento de la vida en el cuerpo humano, haciendo énfasis en la compasión (la percepción y la compenetración en el sufrimiento del otro, y el deseo y la acción de aliviar, reducir o eliminar por completo tal situación dolorosa, wikipedia)
Somos como una semilla que está preparada para convertirse en una majestuoso árbol si se dan las condiciones necesarias.

Es evidente en la fecundación, en el chispazo del espermatozoide al penetrar en el óvulo: es el comienzo de la fuerzas creativas de la vida humana, con el desarrollo de estructuras, sistemas, órganos, la diferenciación, especialización y sofisticación del cuerpo del embrión, que está ya desde el comienzo ensayando cómo ser humano, para presentarse al mundo en el nacimiento.
Todo desde ese destello, desde esa unión de lo femenino y lo masculino, es un despliegue y recogimiento de fuerzas vitales.

La vida se puede percibir entonces como una constante expansión, desde lo más evidente que es el cuerpo, el crecimiento y consolidación de las formas, pero también una constante expansión en los círculos afectivos y mentales, con la familia, los amigos, los vecinos, la sociedad, la cultura, la naturaleza y su diversidad, hasta el universo y nuestro lugar en él.
Junto con esto (la realidad material, corporal, y la realidad afectiva) se desarrolla la conciencia de ser. Según vamos prestando atención, también se expande nuestra visión, nuestra comprensión de lo que somos, y si el desarrollo sigue su curso natural, empezamos a profundizar, a darnos cuenta de la unidad de la vida, a ver todo en relación, todo conectado y coordinado entre sí como un gran organismo, como una gran sinfonía en la que todo pertenece y todo forma parte.

Escuchar es importante

A menudo vivimos situaciones tempranas en nuestra vida que marcan nuestro carácter y que nos desconectan de la profundidad y del potencial de plenitud que somos.
Esto sucede de muchas maneras: nos vienen dadas en nuestra cultura unas serie de imposiciones o modelos que contradicen o reprimen nuestros impulsos naturales, que valoran más una serie de conductas que otras, unas ideas, unos sentimientos, una identidad, y que rechazan o castigan otros.
Desde el parto medicalizado en el que se sustrae el poder de la madre y su bebé de decidir como nacer, programando el día y la hora, desconectando a mamá del dolor(que es clave para poder conectarse afectivamente con el recién llegado) con la epidural, o la separación del bebe de mama en las primeras horas, por poner algun ejemplo (esto, gracias a Dios está cambiando mucho en las últimos años)
Podemos seguir con la infancia, el bebé está listo para el amor, para ser tenido en brazos horas, para tomar el pecho a demanda, para dormir con mamá y papá.

Pero en nuestra cultura se sugiere(no siempre) que se deje al bebe llorar para que no se acostumbre a los brazos, que duerma separado, en otra habitación…de padres desconectados de sus instintos naturales salen niños que no pueden hacer la conexión con sus facultades, ni pueden desarrollarlas plenamente: castigos, golpes, gritos, indiferencia, falta de tiempo de calidad con los hijos, alienación afectiva entre papa y mama, estrés… podemos hacer libros y libros sobre los detalles y las formas en las que nuestra cultura modela nuestras mentes y nuestros cuerpos para adaptarnos y domesticarnos.
Pero somos indomables. El sufrimiento es la prueba. Nuestro corazón nos habla a través del sufrimiento, reclamando nuestro derecho de nacimiento, que es ser plenamente humanos.
Somos seres universales.

La Terapia Biodinámica Craneosacral es una forma de escucha profunda a esa inteligencia que Sabe en nosotros, en la que se combina un toque muy amable y amoroso, con una aceptación incondicional de ese bebe, de se niño, de ese adolescente, de ese hombre y mujer que quiere Ser Quien realmente Es.

Vemos en la consulta que descubrir Ese que Somos pasa por permitir que salga a la superficie nuestra historia vital, afectiva, relacional, que salgan de forma amable, suave, el profundo anhelo de amor, de unidad, de fuerza, de autenticidad, así como el duelo de habernos desconectado, la tristeza, el enfado, la impotencia, decir las palabras que no se pronunciaron, ponerle nombre a aquello que era preverbal, aceptar la compañía del terapeuta, aceptar nuestras faltas, perdonarnos.

En esta toma de conciencia descubrimos que nuestro potencial estaba raptado por inhibiciones, por ausencia de atención amorosa, y vamos aprendiendo con sencillez que siempre estuvimos ahí, en el corazón de la vida, como parte y como todo, como forma y como fondo.

Descubre la BCI

Biodinámica Craneosacral

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